viernes, febrero 10, 2006

Crónica de una muerte anunciada “alias Transantiago”



Si un día me encuentro en el extranjero y me preguntaran sobre Chile, debo reconocer que si hay algo que rondaría por mi mente, sería algo que siempre se repite en mi país, es que todas las cosas funcionan al revés, no niego que muchas veces existan buenas ideas, pero en la implementación es donde falla y se falla garrafalmente.

Un ejemplo de esto se encuentra en mi querido sector de transportes, de la urbe capitalina llamada Santiago, un sector que debido a mi calidad de estudiante debo hacer uso bastante. Dejaré atrás el tema del fraude de los cobradores automáticos, por que, ese tema da para un ensayo como este. Así que tocaré un tema en boga, tal como el del Transantiago y su encantadora implementacion.
Debo reconocer que hace unos meses era una ciudadana orgullosa como tantos capitalinos, de los nuevos “buses”, ya que no son micros, como muchas veces me llegaron a corregir; los nuevos eran modernos, con choferes educados y por que no decirlo, es lindo ver a los buses concunitas, circulando por calles.

¿Pero? ¿y que sucedió? ...
Es usual que los que planifican estas encantadoras medidas no se suben a una micro o “bus”, ni por si acaso, no saben lo que es hacer parar a un bus a las 7:30 am, despues de haber corrido desde tu casa, sin haber tomado desayuno, rogando llegar antes que tu jefe o antes de que comienze la prueba, intentando estudiar en la micro, topandote con todas las personas que comienzan su día igual de irritados que tú y suplicando que gracias a una fuerza suprema se llegue por transportación automática al lugar deseado.

¿Qué era lo más logico que ocurriera en una situacion como ésta?
El bus se apuro tanto o más que las micritos amarillas y se cayó en todos los hoyos que no habían reparado en las estrechas calles de Santiago, sin contar algunas situaciones curiosas como que los nuevos y brillantes buses no pasaban por los pasos nivel o que no alcanzaban a doblar en algunas esquinas.
Además como todos los trabajos y lugares no quedan en los paraderos de micro era evidente que los timbres sonarían en cada esquina y que en algún instante esos sonidos penetrarían en los oídos de los conductores y que por inercia detendrían los buses y abrirían sus puertas.

Ahora por que crónica de una muerte anunciada, como tema, es por que todos los usuarios reales del futuro y presente Transantiago sabíamos, que mientras los buses compitieran con las micros esto no iba a terminar bien, mientras existiera esa rivalidad en las calles, los recorridos serian una batalla campal y despiadada por subir pasajeros y lamentablemente la educación lograda en los 5 o 6 meses de capacitación se diluiría como el agua.

En realidad debo reconocer que no me siento muy feliz escribiendo una critica al Transantiago, tal vez sea por mi extraño optimismo el día de hoy, o porque como antigua ciudadana orgullosa de este plan de transportes creo que tarde o temprano funcionara, entonces, habrá que dejar el beneficio de la duda para finales del año 2006 cuando se implemente en su totalidad y se logren ahuyentar los fantasmas de las micros amarillas.

Y quizás en un futuro, logre decir cuando me pregunten, que contamos con un sistema de transportes envidiable y que no todo funciona al revés en mi país.


by Vale